Gobierno Corporativo y buenas prácticas en el sector bancario

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Un gobierno corporativo sólido y eficaz es fundamental para el buen funcionamiento de cualquier institución financiera y del sistema financiero en su conjunto.

Así, tanto las normativas nacionales como a nivel europeo, exigen que las entidades financieras dispongan de sólidos mecanismos de gobernanza, incluida una clara estructura organizativa con un reparto de responsabilidades bien definido, transparente y coherente, y procesos eficaces para identificar, gestionar, controlar y notificar los riesgos a los que están o podrían estar expuestas, políticas y principios destinados a fijar objetivos, estrategias y un sistema de gestión de riesgos, que establezcan claramente cómo está organizada la empresa, cómo se definen y asignan las responsabilidades y las líneas jerárquicas, y mecanismos adecuados de control interno, incluidos los procedimientos administrativos y contables, y las políticas de remuneración. Esta gobernanza interna abarca también los sistemas informáticos, los acuerdos de externalización y la gestión de la continuidad.

De esta manera, las instituciones financieras están adoptando nuevas tendencias de gobernanza para garantizar la transparencia, la responsabilidad y la adaptabilidad a medida que el mundo se enfrenta a desafíos económicos y tecnológicos en constante evolución. 

A nivel regulatorio, una de las normativas clave en Europa relacionada con la gobernanza en el sector financiero es la Directiva 2014/65/UE sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID II) y el Reglamento nº 600/2014 sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFIR). Estas normativas fueron implementadas para mejorar la transparencia, la protección del inversor y la eficiencia en los mercados financieros europeos. Aunque MiFID II y MiFIR se centran principalmente en los mercados de instrumentos financieros, también tienen implicaciones significativas para la gobernanza de las instituciones financieras.

Algunos aspectos relevantes de MiFID II en relación con la gobernanza incluyen:

  • Obligaciones de gobernanza: Establece requisitos específicos para los órganos de gobierno y la gestión de riesgos en las empresas de servicios de inversión. Se espera que las instituciones financieras implementen políticas y procesos que aseguren una gestión efectiva y prudente.
  • Obligaciones de transparencia: Introduce medidas para mejorar la transparencia en la ejecución de operaciones y la prestación de servicios de inversión. Esto se relaciona directamente con la gobernanza en términos de revelar información clara y comprensible a los clientes y partes interesadas.
  • Evaluación de productos y gobernanza de productos: Establece requisitos detallados para la evaluación de productos y la gobernanza de productos, asegurando que los productos financieros sean diseñados y distribuidos de manera adecuada para los clientes.
  • Inducements (Incentivos): Regula los incentivos que los proveedores de servicios de inversión pueden ofrecer o recibir, lo que influye en las prácticas de remuneración y, por ende, en la gobernanza interna.

Aunque MiFID II y MiFIR se centran principalmente en los mercados de instrumentos financieros, también tienen implicaciones significativas para la gobernanza de las instituciones financieras.

A mediados de 2023, la Comisión Europea publicó su propuesta de modificación de la Directiva MiFID II, entre otras normas, la cual supondría un nuevo marco de obligaciones para las entidades financieras. La denominada “Retail Investment Strategy” (MiFID III) se trata de una propuesta de Directiva que introducirá novedades importantes para las entidades financieras, como la prohibición de incentivos (salvo para la venta asesorada), y que tendrá un importante impacto en el modelo de negocio y de la estructura de las comisiones.

El principal efecto para las entidades será la necesidad de realizar un nuevo ejercicio de reflexión para definir su estrategia, el posicionamiento táctico y la hoja de ruta a seguir. 

De momento, la propuesta de Directiva está en período de tramitación hasta su aprobación por el Parlamento Europeo, por lo que el texto publicado podrá sufrir cambios, estimándose que, si se aprobase antes de mayo de 2024, podría ser de aplicación a finales de 2025 o incluso 2026.

En la esfera nacional, cada uno de los estados miembro de la UE ha ido adoptando, de acuerdo con la normativa europea, medidas regulatorias en materia de gobernanza en el ámbito financiero. 

Así, Luxemburgo ha implementado la Directiva MiFID II y el Reglamento MiFIR, lo que supone un impacto en la gobernanza de sus instituciones financieras. Asimismo, Luxemburgo tiene leyes de derecho de sociedades y regulaciones específicas sobre gobierno corporativo. Estas regulaciones pueden incluir requisitos sobre la composición y funciones de los consejos de administración, transparencia en la toma de decisiones y divulgación de información financiera.

Dado que Luxemburgo es un importante centro financiero y de fondos de inversión, las regulaciones en este sector también abordan cuestiones de gobernanza. La legislación específica, como la Ley de Fondos de Inversión Especializados (SIF Law) y la Ley de Organismos de Inversión Colectiva (UCI Law), contiene disposiciones relacionadas con la administración y supervisión.

Conviene también destacar que el Gran Ducado presta una especial atención y cumple con regulaciones específicas destinadas a prevenir el blanqueamiento de dinero y la financiación del terrorismo del terrorismo, entre otros delitos financieros.

Para más información sobre las regulaciones puestas en marcha por Luxemburgo en materia de gobierno corporativo, se recomienda consultar la página web de la Commission de Surveillance du Secteur Financier (CSSF). 

Para cerrar este dossier, podemos afirmar que el papel de la gobernanza corporativa en las instituciones financieras es esencial para garantizar la estabilidad y la confianza en el sector. Al analizar las tendencias y elementos clave que definen estas prácticas, podemos extraer conclusiones significativas. 

En primer lugar, la adopción de la diversidad en la composición de los órganos de gobierno emerge como un factor fundamental en el proceso de toma de decisiones. Un consejo de administración que refleje una diversidad de habilidades y experiencias está mejor preparado para sortear las complejidades inherentes al mundo financiero.

 La gestión efectiva de riesgos sigue siendo una pieza clave para la estabilidad. Aquellas instituciones que inculcan una cultura de conciencia sobre riesgos, realizando evaluaciones periódicas y pruebas de resistencia, están preparadas para sobrellevar la incertidumbre y surgir resilientes ante desafíos imprevistos.

Se aconseja a las instituciones financieras que vean la gobernanza no solo como un requisito de cumplimiento, sino como una fuerza dinámica que impulsa la resiliencia, la innovación y el liderazgo ético. 

La transparencia y la divulgación se erigen como la base de la confianza. Aquellas instituciones financieras que se comprometen con la apertura, no solo en la presentación de informes financieros sino también en los procesos de toma de decisiones, generan relaciones estables con sus partes interesadas.

La sostenibilidad se ha convertido en un aspecto fundamental de la gobernanza. La integración de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza ya no es una elección, sino un imperativo estratégico. Las instituciones que lideran la sostenibilidad no solo muestran un compromiso con desafíos globales, sino también una comprensión aguda de la viabilidad financiera a largo plazo.

En la búsqueda del éxito, se aconseja a las instituciones financieras que vean la gobernanza no solo como un requisito de cumplimiento, sino como una fuerza dinámica que impulsa la resiliencia, la innovación y el liderazgo ético.

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