El capital natural: una oportunidad para los gestores de activos alternativos, y algunas cuestiones fiscales asociadas

La sostenibilidad y los criterios ASG -la ya conocida denominación para referirse a los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza- se están convirtiendo en indicadores en los que la mayoría de los gestores de activos piensan a diario. Los inversores también están teniendo cada vez más en cuenta estas cuestiones en su proceso de toma de decisiones de inversión.

En este contexto, cada vez son más los operadores del sector que desarrollan productos de inversión sostenibles para los inversores. Entre ellos, las inversiones en capital natural representan una oportunidad de mercado prometedora y aún sin explotar, basada en beneficios realmente sostenibles.

Los gestores de activos que se adentren en estas aguas deben prever las consecuencias fiscales que conllevan este tipo de inversiones.

¿Qué es el capital natural y por qué es importante?

El término “capital natural” suele referirse a la reserva mundial de activos naturales, que consiste en la reserva de recursos naturales renovables y no renovables como el suelo, los minerales, los ríos y los océanos, el aire, las plantas y los animales. Estos recursos naturales pueden aportar bienes y servicios de gran valor para la sociedad.

Según el Foro Económico Mundial, más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) mundial depende en gran medida de la naturaleza y sus servicios, siendo los tres sectores más importantes la construcción, la agricultura y la producción de alimentos y bebidas1. El deterioro de la biodiversidad y de la naturaleza tiene un impacto negativo en la economía. Por lo tanto, la inacción climática podría acarrear pérdidas sustanciales para el planeta, con un impacto previsto de entre el 4% y el 18% del PIB mundial, con consecuencias diversas según las distintas regiones2.

Las Naciones Unidas han propuesto un objetivo global para lograr un resultado positivo para la naturaleza (concepto comúnmente denominado como “nature-positive”) de aquí a 20303, garantizando el desarrollo, la adopción y la aplicación de un marco eficaz de biodiversidad y tratando así de revertir la actual destrucción catastrófica de la misma. Según Forbes, hay una oportunidad de inversión de 100 billones de dólares en el cambio climático4.

Los nuevos marcos jurídicos y de inversión centrados en la naturaleza reconocen la inversión en capital natural, lo que permite a los gestores de activos alternativos invertir directamente en ella y en proyectos acreditados que tengan como objetivo la conservación, la gestión sostenible y la restauración del capital natural. Podría tratarse, por ejemplo, de proyectos de gestión forestal, prácticas agrícolas regenerativas y sostenibles, gestión del suministro de agua, biocombustibles, restauración de tierras y medios de producción (por ejemplo, prácticas de pastoreo sostenibles) u otros activos de capital natural. Los rendimientos subyacentes variarían en función de la inversión subyacente derivada de las materias primas sostenibles certificadas (como los troncos de madera, los granos de café y el algodón), las tasas de conservación, los derechos de pesca y caza, el almacenamiento de carbono y los acuerdos de compensación corporativa de carbono, entre otros factores.

¿Qué tiene la inversión en capital natural para llamar la atención de los gestores de fondos e inversores?

Hoy en día, la presión externa de la sociedad, de los organismos reguladores y de las partes interesadas para reducir los impactos nocivos en la naturaleza, así como las amenazas del cambio climático y de la pérdida de la biodiversidad que daña la naturaleza, es mayor. Esto impulsa a los inversores a buscar -y a los gestores de activos alternativos a ofrecer- productos de inversión en capital natural.

Los inversores buscan inversiones “nature-positive” y que mantengan sus expectativas de rentabilidad. Por ello, emplean cada vez más herramientas y criterios de selección para identificar los riesgos ASG con el fin de tomar una decisión fundada, alejándose de los impactos ASG negativos y protegiendo su imagen pública.

Los gestores de activos alternativos están creando cada vez más fondos de capital natural. Al invertir en capital natural, los gestores de activos están aplicando una perspectiva económica a los activos medioambientales y pueden buscar oportunidades de mercado con rendimientos sustanciales. El giro hacia la inversión sostenible se está acelerando, acompañado de iniciativas que permiten buscar un equilibrio entre los riesgos asociados a la naturaleza, los rendimientos esperados y los objetivos sostenibles.

Los fondos temáticos crean oportunidades para comprometerse con el capital natural (atrayendo capital de inversores institucionales, incluidos los fondos soberanos, los fondos de pensiones y las compañías de seguros) valorando los rendimientos medioambientales y sociales, y mitigando los riesgos climáticos a largo plazo.

¿Por qué la fiscalidad es una cuestión importante para el capital natural?

A la hora de considerar la inversión en capital natural, hay que tener en cuenta algunos aspectos desde el punto de vista fiscal y comercial, ya que podrían repercutir en la tasa interna de rendimiento de un fondo:

A la hora de considerar la inversión en capital natural, hay que tener en cuenta algunos aspectos desde el punto de vista fiscal y comercial, ya que podrían repercutir en la tasa interna de rendimiento de un fondo:

  • Adaptar la estructura a la inversión subyacente: Desde el principio, los gestores de activos alternativos tendrían que considerar una tipología de fondo y una estructura de holding adecuados, adaptados al tipo de inversores y a la naturaleza específica de la inversión. Sin duda, las inversiones en bonos verdes, los derechos de concesión y las inversiones en activos tangibles requieren cada una de ellas criterios y mecanismos de estructuración diferentes, y pueden dar lugar a resultados no deseados si no se controlan (por ejemplo, los inversores pueden quedar sujetos a la obligación de declarar impuestos fuera de su país de jurisdicción, o a la presentación de información fiscal adicional).
  • Consideraciones fiscales locales: Algunos tipos de inversión pueden necesitar tener en cuenta las consideraciones fiscales directas e indirectas pertinentes que, naturalmente, influyen en la viabilidad del proyecto desde el punto de vista financiero. Por ejemplo, los países receptores de inversión pueden prever regímenes fiscales específicos en relación al impuesto sobre el valor añadido para los bonos de carbono, gravámenes específicos (por ejemplo, cánones sobre la producción de madera), o pueden introducir incentivos específicos (por ejemplo, subvenciones y sistemas de incentivos para promover actividades y/o empleabilidad, tasas de amortización fiscal aceleradas o métodos de amortización más adaptados). Además, las características de los acuerdos comerciales y los rendimientos basados en la naturaleza deben considerarse desde el punto de vista fiscal y de los precios de transferencia.
  • Tributación de las plusvalías para no residentes en el momento de la venta: Como se ha señalado, es fundamental comprender las normas fiscales locales donde se encuentra el activo de capital natural para anticipar las estrategias de salida pertinentes. Por ejemplo, desde el punto de vista fiscal, los terrenos de proyectos agrícolas y forestales pueden considerarse una inversión inmobiliaria o formar parte de un negocio, dependiendo de la jurisdicción en la que se desarrolle el proyecto. Muchas jurisdicciones pueden retener los derechos de imposición sobre la venta de las sociedades de proyectos que poseen estos activos, alegando que se trata, en esencia y de hecho, de una venta de los bienes inmuebles subyacentes en lugar de un negocio. Por lo tanto, es posible que haya que tener especialmente en cuenta los posibles impuestos sobre las plusvalías y el impuesto sobre transmisión patrimonial.
  • Repatriación de capitales: El flujo regular del efectivo para los inversores institucionales – especialmente, los inversores en planes de pensiones – puede ser esencial. Por lo tanto, es fundamental una estrategia de financiación adecuada, y habría que tener en cuenta las repercusiones de las retenciones fiscales correspondientes.
Observaciones finales

Las inversiones sostenibles suponen tanto una tendencia al alza como una necesidad global para lograr un resultado “nature-positive”, y el capital natural es la clase de activos que puede impulsar la transformación del clima con un impacto beneficioso en la biodiversidad mundial, al tiempo que se obtienen atractivos rendimientos.

Generar rendimientos basados en la naturaleza conlleva riesgos y beneficios, pero también nuevos retos para los gestores de activos, desde la selección de inversiones “nature-positive”, hasta el cálculo de los rendimientos pertinentes y todas las implicaciones fiscales relacionadas.

Autores

Marcell Kobes

Deloitte Tax & Consulting

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