Arte como inversión alternativa

por Mónica Hortelano

Fundadora

Cualquier mirada al pasado nos recuerda que el arte ha sido una de las pasiones más codiciadas del ser humano. Desde el antiguo Egipto, pasando por el imperio romano, la época de los vikingos, la edad de oro de la piratería o hasta las monarquías y burguesías durante el siglo XIV, apoyados por mecenas como los Medici, atesorar arte siempre ha representado prestigio, riqueza y como consecuencia, poder. Sin embargo, solo se puede hablar de arte en un entorno de mercado financiero desde principio del Siglo XIX, cuando algunas familias norte-americanas entre ellas la familia Rockefeller o JP Morgan, emperezaron ha invertir en arte como una alternativa a sus negocios.

Hoy en día los inversores continúan buscando invertir en activos no tradicionales del mercado financiero de capitales. Es decir, buscan invertir en activos alternativos como fondos de cobertura (Hedge funds), mercado de capitales (Pe), deuda privada, infraestructura, inmobiliaria o activos físicos.

No es que haya una definición clara de lo que se considera una inversión alternativa, pero si podríamos decir que son aquellos activos que se caracterizan porque a mayor tiempo de duración, tienen una mayor oportunidad de retorno, baja volatilidad, ofrecen un mayor valor de capital y se mueven de forma distinta a los activos tradicionales. Es decir, tienen una baja correlación..

No obstante, llevan asociados otros riesgos, principalmente por sus costes de administración más elevados que los tradicionales, y puede resultar compleja la salida para obtener liquidez ya que, son inversiones a largo plazo.

Por lo tanto, teniendo en cuenta lo anterior, podríamos decir que el arte es también una inversión alternativa que además de lo dicho, ante un periodo de incertidumbre podríamos considerarlo como un activo refugio e incluso actuaría como una buena opción de inversión en una época de alta inflación, sin olvidar que en el tiempo, la oferta y demanda siempre realiza sus propios ajustes en el valor de la obra.

Veamos entonces cual será el perfil del inversor/coleccionista o a qué dilemas se puede enfrentar a la hora de tomar una decisión de inversión en arte.

Al contrario de lo que pudiéramos pensar, el coleccionista no tiene por qué ser una persona individual, sino que puede ser una entidad y en ambos casos, podría decidir invertir en artistas consagrados o en aquellas jóvenes promesas. Aunque parece que los consagrados seguirán ofreciendo una buena oportunidad de negocio aunque el importe de la inversión sea mayor, las jóvenes promesas siempre nos pueden sorprender positivamente. En cualquiera de estos dos casos, la decisión de esta inversión suele tener un fuerte factor emocional en comparación con las tomas de decisiones de otras inversiones alternativas.

Por ahora, los grandes actores en ventas del mercado del arte siguen estando fuera de Europa, concretamente en USA, seguido por China, y en Europa, Reino Unido seguido por Francia, Alemania e Italia. Así, España es todavía un mercado pequeño a pesar de ser un sector consolidado con una enorme riqueza, y todavía con muchos retos para incrementar la cultura artística y mecenazgo.

Afortunadamente, las nuevas iniciativas online, las redes sociales, un asesoramiento cada vez mas especializado y el apoyo institucional está mejorando el coleccionismo en España y dando a conocer el arte español fuera de nuestras fronteras, donde continúan creciendo las ventas a nivel mundial de obras de artistas españoles.

Sin duda, el arte si es una inversión alternativa que nos permite diversificar el patrimonio de familias y empresas, preservandolo para futuras generaciones.

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