Las primeras empresas de asesoramiento financiero EAFs españolas, fueron autorizadas por la CNMV en el año 2009, sufriendo todavía las consecuencias de la terrible crisis global que supuso Lheman Brothers. Visto en perspectiva, quizá la quiebra del mayor banco de inversión del mundo fuera un acicate para que algunos profesionales españoles del mundo de la inversión, tomaran la decisión de emprender sus negocios financieros, y asumir los riesgos de un terreno inexplorado, convencidos de que otro modelo de asesoramiento y relación con los clientes era y es posible.
Un matiz importante para entender bien la historia de las EAFs, es que en España se decidió que las empresas de asesoramiento financiero debían tener la consideración de empresas de servicios de inversión (ESI), y por tanto estar sometidas a un régimen jurídico específico definido en la ley del mercado de valores LMV. Se puede encontrar toda la información, y es muy recomendable la lectura de la guía dirigida al inversor sobre empresas de servicios de inversión de la CNMV. Esto, al fin y al cabo, supone el tener que cumplir con un importante número de obligaciones y una fuerte exigencia regulatoria, que con la experiencia que nos dan estos doce años de historia, y conjuntamente con otros factores destacables como la fuerte bancarización de los clientes, poca educación financiera, han presionado mucho a las EAFs españolas, limitando mucho su desarrollo.
El número de EAFs ha ido variando a lo largo de sus años de historia, alcanzando su pico máximo en los años 2016 y 2017, con un número de aproximadamente 200 entidades, cifra que después de la trasposición de la directiva europea MiFID II, empezó a menguar hasta las aproximadamente 140 licencias operativas, que tenemos a día de hoy. Estas cifras contrastan enormemente con nuestros países vecinos europeos, en el caso de Francia, se estima que operan alrededor de unos 3200 asesores, en Suiza unos 2200, y en el Reino Unido que es el máximo exponente, existen alrededor de 5.500 firmas. Son varios los motivos de estas fuertes discrepancias, siendo el principal el diferente nivel de educación financiera de los ciudadanos. España es un país casi totalmente bancarizado, con escasa cultura de ahorro, y con predominio absoluto de inversiones de tipo inmobiliario, cuentas corrientes y depósitos. Si bien la coyuntura actual, de rendimientos de inversiones sin riesgo próximos a cero, inviabilidad del actual sistema de pensiones, inflación y aumento notable de la esperanza de vida, nos demuestra de forma apabullante, la necesidad de que los ciudadanos españoles nos eduquemos financieramente, nos asesoremos profesionalmente, y realicemos cuanto antes una planificación financiera profesional. Y para que este cambio se produzca cuanto antes y con las mayores garantías, la evolución y crecimiento de la industria del asesoramiento financiero es clave.
Continuando con el tema sobre la historia de las EAFs españolas, las primeras entidades que empezaron a operar rápidamente se plantearon la necesidad de crear una asociación que pudiera representarlas de forma conjunta y velar por la defensa de sus intereses, y así crearon a mediados de 2010 laAsociación Española de Empresas de Asesoramiento Financiero (ASEAFI),lacual tengoel honor de dirigir. ASEAFI empezó integrando como asociados exclusivamente EAFs, y en el verano de 2018 tomamos la decisión de aperturar los estatutos de la asociación para además de EAFs poder integrar todo tipo de ESIS (empresas de servicios de inversión) siempre y cuando dentro de su programa de actividades presten asesoramiento financiero a cliente final, ya sea este de tipo institucional o retail. Hoy en día, contamos con 47 asociados entre los que se encuentran algunas de las principales EAFs, agencias de valores (A.V), sociedades de valores (S.V) y gestoras españolas (SGIC).
Como asociación nacional del asesoramiento financiero, jugamos un papel determinante, a la hora de favorecer el desarrollo, concienciar a los inversores de las bondades del asesoramiento financiero y potenciar el crecimiento de la industria.
El principal valor añadido de ASEAFI, está dirigido a nuestros asociados, y es el de servir de punto de encuentro para ellos, y a su vez con el resto de entidades participantes de la industria favoreciendo la difusión del conocimiento. Y a partir de este punto, desarrollamos todas nuestras actividades, que por enumerar algunas: representación a nivel institucional del sector ante los diferentes organismos públicos y todo tipo de entidades, relación con proveedores de bienes y servicios con los que colaboramos en el desarrollo de su oferta de sus servicios, promoción de eventos profesionales en los que exponer y debatir temas profesionales de máxima actualidad, organizamos eventos en los que compartimos y difundimos actualidad y contenido financiero, orientamos a entidades extranjeras interesadas en instalarse en el mercado español. Actividades todas ellas que contribuyen de forma directa al desarrollo de la industria.
La forma de prestar sus servicios por la EAF a sus clientes, es de un gran valor añadido, y muy diferenciador. En primer lugar se trata de un servicio mas artesanal, frente al modelo industrializado de las grandes entidades, las EAFs tienen que trabajar cada alta de nuevo cliente y retenerlos con la prestación de un servicio cercano y de calidad. Es por ello que no reciben reclamaciones por mala praxis ante el regulador CNMV, en cambio son muy comunes las interpuestas a las bancas privadas (entre otras razones debido a la industrialización de un servicio que por definición debe prestarse a medida). Otra diferencia es que las EAFs al no comercializar producto propio, reducen los conflictos de interés frente a otros grupos financieros o entidades bancarias que, si disponen de producto propio, y que venden estos productos que les reportan un mayor retorno en muchas de las ocasiones en detrimento de otros de mayor calidad. Para los clientes de las EAFs , acceden a una calidad de servicio desde un volumen de patrimonio asesorado mucho menor y a un menor coste que en la comparativa con las entidades bancarias. Por último, cada EAF dispone de su propia especialización y modelo de negocio, “su forma de hacer las cosas”, lo que aporta diversidad a la industria.
Me gustaría finalizar concluyendo que desde ASEAFI pensamos que los actuales niveles de EAFs operativas se encuentra fuertemente limitado y que esto obedece principalmente a un exceso de regulación. Hemos podido contrastar, que todas las partes coincidimos en las bondades que esta figura aporta a la prestación de asesoramiento financiero de calidad y a la salud financiera. Y que por tanto que todos debemos trabajar en fortalecer su desarrollo. Por ponerlo en cifras, si la industria se duplicase hasta 2055 y alcanzase la cifra de 500 entidades en 2030, sería un potente indicador de mejora en la salud financiera en nuestro país, y de los ahorradores.
Autores
José Tailhan
Director de ASEAFI
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