A través del Plan de Acción para las finanzas sostenibles, la Comisión Europea marcó en 2018 la hoja de ruta para potenciar el papel de las finanzas en la construcción de una economía europea que permita alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y de la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
El sector financiero ha tomado conciencia del importante rol que debe desempeñar en la lucha contra el cambio climático y la transición hacia una economía descarbonizada. Como consecuencia, los países europeos están adaptando su legislación nacional al marco regulatorio europeo,fomentando la actividad de la industria financiera en el crecimiento sostenible a largo plazo.
La crisis de la COVID-19 no ha hecho más que acelerar este proceso, y ha situado la sostenibilidad, junto con la digitalización, como pilares de la recuperación económica en Europa. En este sentido, el Fondo de Recuperación Europeo adoptado recientemente por la UE, que supone una inyección de financiación sin precedentes para los Estados miembros, y que permitirá hacer frente a los efectos económicos y sociales derivados de la COVID-19, destinará un 37% de los recursos a la transición ecológica. También se prevé, que como consecuencia de la pandemia, los gobiernos emitirán más deuda e incrementarán el gasto público, y los bonos verdes y otro tipo de instrumentos financieros que tienen en cuenta criterios sostenibles, se posicionan como una alternativa clave para financiar la era post-COVID19. En definitiva, las circunstancias que han rodeado la crisis sanitaria han llevado a la opinión pública a una mayor conciencia social y a poner el foco en la necesidad de una transición justa y solidaria hacia la protección del medioambiente y del conjunto de la sociedad, así como a elevar la financiación sostenible en el ranking de prioridades.
En este dossier se presentan las iniciativas desarrolladas en los últimos años, en materia de finanzas sostenibles, por dos países que cuentan con un sector financiero eficiente, competitivo y comprometido con la transición responsable: España y Luxemburgo.
También, destacados stakeholders, representantes de empresas y entidades de la industria de servicios financieros en ambos países, comparten su visión sobre cómo las nuevas normativas afectarán al sector, y los mecanismos previstos para la aplicación de la taxonomía europea sobre sostenibilidad.
España
España tiene un sistema financiero diversificado, moderno, competitivo y completamente integrado en los mercados financieros internacionales.
A raíz de la crisis financiera de 2008, el sistema financiero español ha sufrido un importante proceso de reestructuración que ha venido a establecer un marco normativo mucho más exigente y a sanear la solvencia de los principales actores del sector financiero. Prueba de ello, es el liderazgo que están protagonizando las principales entidades de crédito españolas en los procesos de transformación tecnológica, convirtiéndose en líderes mundiales de la banca del futuro. Dichas entidades desempeñan un papel particularmente importante en la industria financiera en España, debido al volumen de sus negocios y su presencia en todos los segmentos de la economía.
España ocupa una posición destacada en el mundo de las finanzas sostenibles, situándose entre los líderes europeos en lo que a emisión de bonos verdes se refiere, y contando con el firme compromiso de las entidades financieras del país en esta materia, las cuales han registrado a lo largo de los últimos años una actividad creciente en cuanto al volumen de recursos destinados a la financiación de proyectos o empresas sostenibles. Además, en España existen un importante número de empresas punteras en el ámbito de la integración de la sostenibilidad en la actividad económica. Muchas de ellas, forman parte de índices de referencia en materia de sostenibilidad, siendo líderes en sectores estratégicos como las energías renovables, infraestructuras, gestión del agua y de residuos, movilidad eléctrica, etc.
En el ámbito regulatorio, España integró por primera vez en 2014 criterios ASG en los fondos de pensiones de empleo, estableciendo que la declaración de principios de la política de inversión del fondo, debía mencionar si se tendrían en cuenta riesgos extra-financieros en las decisiones de inversión de la cartera.
En 2018, con el Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030, el gobierno español marcó la hoja de ruta para el cumplimiento de la Agenda 2030. Este documento supuso el punto de partida definitivo, de cara a la concienciación e involucración del sistema financiero en la consecución de los ODS.
A mediados de 2020, se presentó el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, con horizonte 2050, que establece un elemento novedoso en el ordenamiento jurídico nacional al considerar el riesgo climático, específicamente, como un riesgo financiero, y exigiendo su integración para aquellas entidades cuyos valores estén admitidos a negociación en mercados regulados, entidades de crédito, entidades aseguradoras, reaseguradoras y diversas sociedades por razón de tamaño. Esto supone específicamente su identificación, medición y gestión, y la necesidad de incluir dicha información anualmente en algún informe público de la entidad. También, el proyecto contempla que, cada dos años, el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones elaboren un informe sobre la evaluación del riesgo para el sistema financiero español derivado del cambio climático.
En el corto plazo, la financiación sostenible a partir de los proyectos del Gobierno se incluye en el denominado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española. Este Plan guía la ejecución de cerca de 72.000 millones de euros entre los años 2021 y 2023, y cumple el compromiso de que la inversión “verde” represente más del 37% del total del Plan de Recuperación de la UE.
Las emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles aumentaron en España un 54% en 2020
Según datos de la Climate Bonds Initiative (CBI), España fue en 2020 el décimo mayor emisor de bonos verdes del mundo, y el quinto de la UE. En este año, empresas, bancos, comunidades autónomas y agencias públicas españolas realizaron emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles por valor de 15.024 millones de euros, registrando un crecimiento del 54% respecto al ejercicio anterior, de acuerdo al informe anual del Observatorio Español de la Financiación Sostenibles (OFISO).
La mayor parte de las colocaciones correspondió a bonos verdes (63,2%), mientras que los bonos sostenibles supusieron el 19,2% de la cifra total. Pero fueron los bonos sociales los únicos que ganaron peso dentro del volumen total: aglutinaron en torno al 18% del volumen emitido en 2020, frente al 14% que supusieron en 2019. Este aumento se explica por las necesidades derivadas de la COVID-19 para financiar proyectos en el sector sanitario, los servicios sociales o el empleo, y son más habituales entre los organismos públicos. También, el crecimiento de mercado de bonos sostenibles en España ha atraído a más entidades financieras a la intermediación, de modo que en 2020 hasta 34 de ellas han participado en alguna colocación, frente a las 25 entidades de un año antes.
Las perspectivas de futuro se presentan muy positivas, y se espera que las compañías y entidades financieras españolas más avanzadas en el terreno de la financiación sostenible consolidarán aún más su compromiso y, previsiblemente, su acción internacional en este campo, en especial en Latinoamérica y Portugal.
Iniciativas pioneras en España
Durante el 2020, España ha sido pionera en el mercado del bono verde con el desarrollo de las siguientes iniciativas:
- En enero, Telefónica, empresa multinacional española, emitió bonos verdes híbridos, siendo la primera de este tipo en el sector de las telecomunicaciones en el mundo.
- La Comunidad de Madrid lanzó en abril el primer bono social dedicado a paliar los efectos del Covid-19.
- La entidad española BBVA se convirtió en mayo de 2020 en la primera entidad financiera privada en Europa en colocar un bono social destinado a mitigar los efectos de la COVID-19.
Artículos
Luxemburgo
El centro financiero de Luxemburgo conoció su auge en la década de 1970, y tomó el relevo de la industria siderúrgica como el motor de la economía. La ubicación estratégica del país, en el corazón de Europa y su tradicional apertura hacia la integración transfronteriza lo posicionó rápidamente como un importante centro financiero internacional. En la actualidad, su sector financiero representa más del 27% del PIB, el 11% del empleo y el 21% de los ingresos fiscales (datos 2020).
Luxemburgo presume de disponer un marco legal y regulatorio de última generación, liderar el camino en la protección de los inversores y de tener un órgano regulador altamente experimentado. La banca privada, el sector asegurador y la administración de fondos de inversión constituyen el pilar de su industria de servicios financieros.
Mucho antes del Acuerdo de París en diciembre de 2015, Luxemburgo había sido un país precursor en el campo de las finanzas sostenibles, principalmente en el área de las microfinanzas.Como miembro fundador de la UE, el país siempre ha jugado un rol importante en la definición de las políticas comunitarias y ha participado activamente en grupos de trabajo focalizados en el sector financiero.
También, ha contribuido en acelerar la expansión de las finanzas sostenibles y favorecer el intercambio de experiencias a nivel global, siendo uno de los miembros fundadores del FC4S.
Así, gracias a la estrecha cooperación entre sectores público, privado y de la sociedad civil, ha logrado constituir a lo largo de los años un ecosistema favorable para atraer capital internacional y promover las inversiones responsables. Además, el país es sede del Banco Europeo de Inversiones, el prestamista ecológico más grande del mundo y referente en proyectos de inversión público-privados.
En 2018 el gobierno luxemburgués, en colaboración con United Nations Environment Programme Finance Initiative (UNEP FI), trabajó en la elaboración de un plan para consolidar la experiencia del país en materia de sostenibilidad financiera, así como desarrollar nuevas iniciativas innovadoras en este campo. Este plan estableció la hoja de ruta para lograr alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y facilitar la financiación para la consecución de los ODS.
El acuerdo de coalición gubernamental luxemburgués 2018-2023, incluyó varias de las recomendaciones de esta hoja de ruta, entre ellas la de crear una entidad coordinadora nacional para las finanzas sostenibles. Dicha entidad se constituyó en enero de 2020, bajo la denominación “Luxembourg Sustainable Finance Initiative (LSFI)”, para impulsar el desarrollo del ecosistema local y la definición de objetivos concretos en línea con la hoja de ruta nacional. La primera tarea oficial de la LSFI ha sido formular la “Luxembourg Strategy for Sustainable Finance”, que incluye todas las actividades que ya están llevando a cabo los distintos actores del sector financiero en coordinación con el gobierno, y considera las ambiciones que persigue la hoja de ruta.
Todas ellas configuran la columna vertebral de esta estrategia, y guían el plan de acción con horizonte 2030 de la LSFI, marcando objetivos medibles y estructurados en el tiempo.
“La LSFI y la Estrategia de Finanzas Sostenibles de Luxemburgo tienen como objetivo principal ayudar al sector financiero en su transición hacia una mayor sostenibilidad, sensibilizar y promover las finanzas sostenibles y el papel de Luxemburgo como centro de excelencia internacional en esta materia.
El sector financiero puede impulsar y jugar un papel crucial en la consecución de un futuro más equitativo y sostenible a través de sus inversiones. Para lograr estos objetivos y como resultado de la estrategia, hemos empezado una labor de sensibilización y concienciación a través de nuestra página web, el boletín de noticias y las redes sociales. También estamos produciendo vídeos explicativos y recogiendo las iniciativas existentes con el fin de ayudar a los “stakeholders” a navegar en este ecosistema.
Además, estamos a punto de coordinar un “Climate Scenario Analysis” del sector financiero para ayudar a los sectores de la banca, los seguros y los fondos de inversión a comprender mejor su situación con respecto a los objetivos del Acuerdo de París.”
Luxembourg Strategy for Sustainable Finance
La LSFI basa su plan de acción para la implementación de la estrategia en 3 pilares principales e idependientes. Para cada pilar, la estrategia incluye objetivos concretos a corto (1 año, 2021), medio (2-4 años, 2022-2024) y largo plazo (5-10 años, 2025-2030). Estos objetivos se consideran flexibles y están abiertos a posibles modificaciones en función de las necesidades del sector público y de los actores privados. Para la consecución de estos objetivos, la LSFI trabajará en estrecha colaboración con los distintos stakeholders del sector, favoreciendo las sinergias y evitando duplicidades.
A continuación se resumen los 3 pilares del plan de acción:
Sensibilización & Promoción
- Formalizar y comunicar una estrategia sobre finanzas sostenibles clara, ambiciosa y a medida.
- Convertirse en un punto central y fácilmente accesible de información sobre finanzas sostenibles.
- Promover las iniciativas de finanzas sostenibles existentes.
- Liderar con el ejemplo
Aprovechar el potencial
- Aprovechar la experiencia del sector financiero.
- Integrar la sostenibilidad en la educación y la formación profesional.
- Desarrollar la experiencia y las buenas prácticas.
- Analizar y rediseñar el sistema de incentivos e imposición.
Medir el progreso
Luxemburgo dispone de una plataforma dedicada exclusivamente a valores ecológicos, sociales y sostenibles
Luxemburgo fue pionero en la incorporación de las finanzas sostenibles en el mercado de capitales, figurando en la bolsa de valores de Luxemburgo en el año 2007 el primer bono verde del mundo, colocado por el Banco Europeo de Inversiones. Los bonos verdes tienen desde el año 2016 su propia plataforma, The Luxembourg Green Exchange (LGX), dedicada exclusivamente a valores ecológicos, sociales y sostenibles.
Con más de 900 bonos sostenibles con un valor de 440.000 millones de euros, LGX desempeña un papel crucial a la hora de facilitar la inversión sostenible en todo el mundo. LGX es en la actualidad la plataforma líder mundial de valores sostenibles, y ayuda a reorientar los flujos de capital hacia proyectos de inversión con fines sociales e impacto ambiental positivo.
En 2020, LuxSE estableció LGX DataHub, un hub que centraliza datos de sostenibilidad estructurados, integrando una gran parte del total de los valores sostenibles cotizados a nivel mundial. LGX DataHub proporciona a los gestores de activos e inversores acceso a los datos que necesitan para crear estrategias de inversión sostenibles e informar sobre estas inversiones. También en 2020, se lanzó la LGX Academy con el objetivo de promover la formación de los profesionales del sector financiero en materia de finanzas sostenibles y formar a las nuevas generaciones.
En febrero de 2021, LGX agregó una sección dedicada a Climate Bonds-LGX Climate Aligned Issuers. A través de esta sección, se destacan empresas que generan ingresos por medio de actividades respetuosas con el medio ambiente y, por lo tanto, se presentan oportunidades de inversión sin explotar en el amplio universo de las inversiones sostenibles.
A través de su plataforma y su enfoque en la concienciación, la educación y los datos, LGX contribuye a que las finanzas sostenibles se generalicen en todo el mundo.
Casi 200 vehículos sostenibles de inversión, con promotores de 16 países, han obtenido la certificación de LuxFLAG
Luxembourg Finance Labelling Agency (LuxFLAG) es una agencia encargada de promover la inversión responsable mediante la concesión de etiquetas a los vehículos de inversión que resultan elegibles en términos de sostenibilidad. Este organismo independiente y sin ánimo de lucro, fue creado en 2006 con el objetivo de proporcionar una seguridad al inversor de que los activos bajo gestión de un vehículo de inversión homologado por LuxFLAG son empleados de manera responsable. El etiquetado está disponible para vehículos de inversión internacionales, independientemente del país de domiciliación o de emisión. Las etiquetas LuxFLAG están sujetas a la evaluación experta por parte de un comité de elegibilidad cualificado, que cuenta con un reconocimiento internacional.
LuxFLAG otorga cinco etiquetas distintas: Microfinanzas, Medio Ambiente, ESG, Financiamiento Climático y la más reciente, una etiqueta para los Bonos Verdes.
En marzo de 2020, 196 vehículos de inversión, con promotores de 16 países, contaban con etiquetas LuxFLAG.
Inversiones Sostenibles
Los fondos de inversión sostenibles en Luxemburgo representaron en 2019 el 31% del total de los fondos responsables en Europa, y el 39% de los activos bajo gestión (KPMG, 2019: “European Responsible Investing Fund market 2019”).
Con el fin de apoyar a las gestoras en el lanzamiento de nuevos proyectos para mitigar o gestionar los efectos del cambio climático, el gobierno de Luxemburgo, junto con actores clave de la industria, ha impulsado la creación del International Climate Finance Accelerator (ICFA). Esta aceleradora ofrece varias formas de apoyo, incluida la ayuda para recaudar financiación de inversores institucionales y públicos, así como financieros, y recibir soporte operativo durante la fase de lanzamiento de un fondo.
Además, el país ha desarrollado a lo largo de los años, un conjunto completo de herramientas de fondos de inversión y es líder en su distribución global, con fondos ofrecidos en más de 70 países en todo el mundo. Esto supone una de las fortalezas que lo definen como centro financiero, permitiendo a los promotores crear la estructura que necesitan, adaptada a la naturaleza de la inversión y de los inversores objetivo, y contar con el pasaporte europeo para su distribución.
Artículos
Visión de los expertos
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