Queridos socios y amigos:
A guisa de preámbulo, quiero expresar mi agradecimiento a mis compañeros del Consejo de Administración por mi reciente nombramiento como Vicepresidente, responsable de nuestra Cámara en Luxemburgo. Es un honor y un compromiso que asumo, continuando el excelente trabajo de José Luis Rodríguez.
A primera vista, podemos pensar que el reconocimiento internacional y la positiva imagen de marca de los fondos luxemburgueses viene de su seguridad jurídica y una alta protección a los inversores, pero esto no sería más que la punta del iceberg. Durante los últimos lustros las autoridades luxemburguesas han incentivado y apoyado la creación de una industria de fondos de inversión que no solo ha conseguido aportar valor en la gestión propia de la cartera de los fondos, sino también en toda la cadena de operaciones y distribución.
Luxemburgo se ha convertido en un nodo internacional donde las ManCos y los fondos se benefician de un centro de excelencia multicultural, plurilingüe, especializado y cualificado en servicios de administración, depositaría, asesoría jurídica, auditoría y consultoría en el que participan activamente las empresas españolas.
El valor añadido de los fondos luxemburgueses también viene dado por la gran disposición de los sucesivos gobiernos de Luxemburgo para transponer ágilmente las normas europeas así como diseñar vehículos propios de inversión con gran flexibilidad como la ley RAIF de 2016 o las primeras transposiciones de la directiva AIFMD allá por el año 2013. Este marco regulatorio y el conocimiento adquirido hace que los gestores de los fondos puedan acomodar nuevas y más complejas estrategias de inversión no solo enfocadas a inversores especializados, sino también a inversores de banca privada y minoristas. Tampoco hay que olvidar como factor de éxito, la inversión en mercadotecnia y el esfuerzo comercial que realiza ALFI (Asociación Luxemburguesa de Fondos de Inversión) a nivel internacional, con sus presentaciones, literalmente en los cinco continentes, desde hace más de 20 años.
Todos estos factores hacen que el fondo de inversión luxemburgués tenga unas cualidades y un valor añadido que le permiten diferenciarse de sus competidores, así como expandirse internacionalmente con mayor facilidad.
Las empresas de gestión españolas han demostrado en el mercado doméstico que cuentan con gestores de primer nivel para toda clase de activos. Combinar estos conocimientos de inversión con las cualidades que ofrece la industria de fondos luxemburguesa da como resultado un producto de inversión con gran valor añadido que puede ser crucial para internacionalizarse en mercados no solo europeos, sino en otros mercados afines culturalmente como el iberoamericano. Esta combinación de valor, también puede utilizarse para penetrar en otros mercados menos naturales para la empresa española como el asiático u Oriente Medio.
En definitiva, la industria del fondo de inversión luxemburguesa es una oportunidad y como tal debe ser percibida. La empresa española puede beneficiarse de sus cualidades utilizándola también como herramienta para fomentar una gestión española y desde España.