Taxonomía: Cómo una herramienta del mercado financiero se convierte en la columna vertebral del Green Deal de la UE

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Conocido en la jerga de Bruselas como el “Reglamento de Taxonomía”, el Reglamento 2020/852 de la UE, adoptado el 18 de junio de 2020, pretende establecer un sistema de clasificación de las actividades económicas consideradas “sostenibles”. Pilotada por la DG FISMA, esta legislación tiene su origen en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (2015), el Acuerdo Climático de París (2016) y el plan de acción de la Comisión para la financiación del crecimiento sostenible (2018). Pero lo más importante es que se trata de una herramienta diseñada para orientar la economía europea hacia la neutralidad del carbono en 2050 bajo la bandera del Green Deal europeo.

El Reglamento 2020/852 es un marco global que requiere la adopción de nuevos actos jurídicos para dotarlo de una dimensión práctica y operativa. En las próximas semanas y meses surgirán una serie de actos delegados. El primero de ellos ha sido presentado por la Comisión Europea, y se refiere a la adopción de criterios técnicos de selección para la adaptación al cambio climático y su mitigación. Ahora está siendo examinado por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, que están evaluando si vetar la medida. Los demás actos delegados se centrarán en la economía circular, la biodiversidad, la reducción de la contaminación, la evaluación de daños y las posibles sanciones. La forma más adecuada de describir los actos delegados es que son la carne del hueso, sin ellos la taxonomía no es más que un concepto general sin ningún efecto tangible.

¿Régimen voluntario o mecanismo de dirección de facto para una economía sostenible?

Presentada por algunos como un sistema voluntario y no vinculante, la Taxonomía y sus actos delegados pretenden, en realidad, convertirse en una brújula única para inversores, empresas, consumidores y autoridades públicas que necesitan claros objetivos y orientaciones en el camino hacia la neutralidad climática. Sus repercusiones finales acabarán teniendo un alcance mayor que la esfera puramente financiera. Por ejemplo, la inclusión de los criterios de “no causar daños significativos” en el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, y la próxima revisión legislativa sobre información no financiera, reforzarán el impacto de la taxonomía en otras políticas sectoriales, así como en las normas sobre ayudas estatales, la política monetaria y las inversiones públicas.

Entre las cuestiones más controvertidas en términos de contenido, está la cuestión de la generación de electricidad a partir de gas natural y fuentes nucleares, si contribuyen a la adaptación o mitigación del cambio climático, y en qué medida. Más allá de la dimensión técnica o financiera de estos puntos, se trata ante todo de una cuestión muy sensible, desde el punto de vista político, que divide notablemente a los Estados miembros de la UE. La DG FISMA ha indicado que abordará esta cuestión en un acto delegado separado que se desarrollará después del verano de 2021. El enfoque, el contenido y el calendario de este acto delegado no están del todo claros por el momento.

La participación de las partes interesadas: una necesidad absoluta para generar aceptación

Para que la taxonomía sea un mecanismo aceptado públicamente y viable, y sea la verdadera columna vertebral del Green Deal de la UE, debe garantizarse la aceptación y el apoyo de los sectores industriales y de los operadores del mercado financiero. Esta aceptación se pretende instrumentalizar a través de la Plataforma de Financiación Sostenible (Platform on Sustainable Finance). Compuesta por expertos financieros, partes interesadas del sector y representantes de ONG, la Plataforma participa en la preparación de los actos delegados. Sin embargo, existe la sensación generalizada de que las partes interesadas de los distintos sectores industriales no han participado lo suficiente ni han sido escuchadas.

Dada la importancia del sistema y sus trascendentales consecuencias para la economía de la UE, es crucial acertar con la gobernanza, y la participación de los agentes económicos es una parte fundamental de la misma. La taxonomía podría convertirse en el tema más impactante para los agentes económicos a la hora de concretar el Green Deal de la UE. Por lo tanto, ahora es el momento de comprometerse y participar en el debate para dar forma a una taxonomía que sea una herramienta de apoyo, y no un obstáculo, para lograr las ambiciones del Green Deal en la práctica.

Autores

Vicky Marissen

Partner en EPPA

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